"Tus palabras me han traído muy buenos recuerdos. Hace mucho que nos conocemos, desde que éramos chicos", le recuerda el Papa Francisco. Monseñor Alfredo Zecca nunca hubiera imaginado emocionarse tanto al leer la respuesta de quien conoce de toda la vida, desde que era chico. Sus padres y los de Jorge Bergoglio eran muy amigos. Celebraron juntos cada nacimiento, de los cinco que tuvo la familia de Flores y el de él, único hijo. Quizás, una diferencia de edad de 13 años que en la infancia parece mucho pero después se acorta, les impidieron ser amigos en la juventud, de manera que el trato comenzó cuando Zecca se ordenó sacerdote.
"Hemos compartido momentos de esperanza, de preocupación y de servicio a la Iglesia. Quisimos entregar nuestras vidas a la noble causa del Evangelio, intentando poner siempre toda la carne en el asador", prosigue el Papa con una metáfora típicamente argentina. Es que no sólo compartieron la vocación pastoral, sino que también recorrieron los mismos caminos académicos. Dicen que fue Bergoglio quien propuso a Zecca para rector de la Universidad Católica Argentina, y ocupó ese cargo mientras el cardenal fue canciller de la UCA. Después, cuando asumió como obispo para hacerse cargo de la iglesia tucumana, fue Bergoglio, en su investidura de arzobispo de Buenos Aires quien lo consagró en la Catedral metropolitana.
Ni aún el fragor de la vida académica distrajo esa relación tan cercana entre ambas familias. Hace cuatro años, cuando la madre de Zecca estaba internada, el cardenal Bergoglio la llamaba por teléfono, día de por medio, para preguntarle: "¿y la vieja ... cómo está?" Cuando falleció, el arzobispo le pidió que rezara un responso: "a mamá le hubiera gustado que fueras vos". Antes de la Navidad le ofreció pasar la fiesta con sus hermanos. Ese tipo de delicadezas tenía Bergoglio, eran muy propias de él, y monseñor Zecca lo reconoció cierta vez.
"Te agradezco vivamente que reces por mí. Por favor, continúa haciéndolo y pide a otros que se unan a esta iniciativa, pues grande es mi necesidad en la hora presente", le ruega con la humildad de la que ya todos conocen de este Papa que vino "del fin del mundo".
El Papa contestó a Carlos Duguech
¿Como hará el Papa para contestar todas las cartas que le envían los fieles y los amigos? Hay una explicación: cuenta con la ayuda del asesor de la Secretaría de Estado Vaticana, monseñor Peter B. Wells. El es quien responde todas las cartas en nombre del Santo Padre, no sólo a los laicos sino también a las instituciones y a otros sacerdotes de todo el país.
En internet se pueden ver cartas escritas a chicos de colegios, a instituciones y laicos en general. A través de monseñor Wells el papa Francisco recuerda aniversarios, agradece y felicita por acontecimientos diversos. Cada uno recibe siempre una esquela con la imagen de "La Rizurrezione di Gesú Cristo", de Francesco Vecellio, digna de ser atesorada durante toda la vida. La esquela lleva la firma del Santo Padre. Solamente las cartas personales, como la que escribió a monseñor Alfredo Zecca, fueron escritas y firmadas de puño y letra por él.
Lo impresionante es que en menos de 15 días el asesor contesta todas las misivas y las envía a través de la Nunciatura.
Con fecha de 15 de abril, Carlos Duguech recibió la contestación del Papa y le agradece el libro de poemas de su autoría, "Palabra compartida", que le envió. "El Papa agradece esta muestra de cordial cercanía y suplica que rece por él y por los frutos de su servicio a la Iglesia, al mismo tiempo que imparte con particular afecto la Bendición Apostólica, que extiende complacido a sus seres queridos", dice en la misiva.